En el desempeño, hablemos de indicadores, no de simpatía!
Uno de los elementos que las organizaciones generalmente tienen mucha dificultad de establecer es un proceso de evaluación del desempeño con elementos objetivos, buscando poner a un lado lo subjetivo, que generalmente genera muchos problemas a nivel de relaciones entre los niveles de autoridad y los equipos de trabajo.
Desde la descripción de los puestos debe quedar claro las métricas o indicadores con las que se va medir el desempeño del puesto, para que antes de asumir las responsabilidades correspondientes haya claridad en las metas, objetivos que se esperan y las herramientas a utilizar para medirlas.
Los indicadores de gestión son las metas que se requiere que cada colaborador alcance a través del año que deben estar relacionadas directamente con los objetivos organizacionales y de esta forma se convierte en un proceso crucial a nivel estratégico. Lo anterior implica que si se logra articular bien los indicadores de desempeño sería un termómetro de cómo está la empresa en cuanto al logro de sus objetivos.
El desempeño trabajado con indicadores es una poderosa medio para identificar las fortalezas y oportunidades de mejora, los cuales no hay que tratar con miedo, más bien como una ventana de oportunidades para trabajar con el personal para mejorar su desempeño, al mismo tiempo que se alinea con las estrategias organizacionales.
La relación de simpatía con los colaboradores siempre va generar buenos réditos, pero lo importante es poder separar la relación personal con la profesional sin generar ningún conflicto relacional.
Lo anterior se debe trabajar desde la cultura organizacional, donde el tema del desempeño con métricas objetivas sea enfocado como un tema para ver siempre las oportunidades de crecimiento y perfeccionamiento profesional para que la organización pueda ser cada vez más competitiva.
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